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Cómo se utiliza



Preparación. Si pensamos utilizar por primera vez un botijo, solo deberemos tener la precaución de limpiarlo interiormente enjuagándolo y vaciando el agua sucesivas veces. De este modo eliminaremos cualquier pequeña partícula o posibles restos de polvo de su interior.
En algunas regiones es típico llenarlo inicialmente con una mezcla de agua y anís, lo que se conoce como 'curado', con la finalidad de eliminar el posible sabor a "barro".

Llenado. Tanto el llenado habitual como el vaciado de los enjuagues se realiza por la boca. Para evitar que puedan entrar insectos por dicha boca, se suele tapar con un tapón de corcho o un pequeño trozo de trapo sujeto con una goma elástica en su base.

Beber. El botijo se eleva con una mano en el asa, ayudándonos con la otra en la base ya que puede llegar a pesar varios kilos. Se inclina hasta que salga un fino chorro de agua por el pitorro que deberemos hacer llegar a la boca, manteníéndolo a una distancia suficiente para no tocarlo con los labios por evidentes razones de higiene. Solo los más expertos logran beber varios tragos seguidos en una sola toma y no derraman nada de agua ni se mojan la ropa.
¡NUNCA TOQUES EL PITORRO CON TU BOCA! 

El botijo, para que funcione su sistema de enfriamiento natural, debe dejarse en un lugar a la sombra y preferiblemente donde haya corriente de aire.
Se suelen colgar al aire, utilizando algún tipo de gancho en el asa que lo mantiene a una altura cómoda. Se aprovecha así también la superficie de la base para la transpiración y evaporación, lo que optimiza su funcionamiento como refrigerador de agua.
Museo del Botijo